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PÁGINA SOCIALISTA DISIDENTE

LA BOMBA SIN VÍCTIMAS NO SIGNIFICA LO NECESARIO

LA BOMBA SIN VÍCTIMAS NO SIGNIFICA LO NECESARIO
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Leemos en un periódico derechista una descalificación a los valientes reporteros de guerra. Dice el periódico, pero no lo prueba, que el fotógrafo Adnan Ajj, que vendía a Reuters, "embellecía" las fotos de guerra, retorćandolas para aumentar los campos de ruinas y para mostrar cadáveres que no estaban allí. El poder israelí es tan abundante que ahora todos los medios a su servicio -todos los que no lo están al nuestro- han admitido que en Houla no hubo ningún muerto y que, por lo tanto, no existió lo que se anunció como "Un nuevo genocidio de Israel". Hasta el timorato y rebasado presidente del Líbano lo ha admitido.

 

No se trata ya de la fuerza israelí para negar los hechos sino de que las potencias del mundi temen decir la verdad y prefieren conformarse con las versiones capitalistas que descargan la responsabilidad del Estado de Israel. Nadie osará pararle los pies mientras Estados Unidos sea su gran colonia y su aliada para lo bueno y para lo malo. De esta forma, una matanza como la de Houla ha pasado a convertirse en ficción y nadie recordará con horros las fotos trágicas de Adnan Ajj, al que han perjudicado profesionalmente por servir los intereses de la oligarquí militarista. Se trata, como vemos, de matar y negarlo para que la gente, confundida, no pueda crearse opinión sobre el exterminio del Líbano.

 

Además, lo importante de los hechos, de lo que creemos que sucede, no es el número de muertos sino la medida en que esos cadáveres apoyan nuestras predicciones y hacen certeras nuestras ideas. La muerte de un amalecita no significa nada hasta que se reviste con el dolor y la injusticia y se siente como amenaza a la humanidad.

 

Lo que importa del amalecita es quién le mata y por qué, y si se le puede relacionar con la conjura contra la calse trabajadora, contra los pobres molestos que también quieren una patria independiente. Una víctima de la injusticia capitalista, de los despiadados negocios mundiales dominados por el lobby israelí de los Estados Unidos, es la demostración de lo que llevamos dos siglos diciendo: que los ricos sacrifican a los pobres, después de explotarlos, y que estamos indefensos ante ellos si no tomamos el poder.

 

En otras palabras: si los ensangrentados muertos de Houla no murieron, han servido como si hubieran muerto y, en ese caso, siguen siendo ciertos. Reales. Muertos les vimos en los televisores, víctimas mudas que demostraban la crueldad de Israel y su cínica conspiración con Estados Unidos. Aquellos muertos falsos murieron en realidad y es más beneficioso para la paz y para el progreso considerarlos muertos completos y no un error sin importancia de una agencia de noticias como Reuter, seguramente también participada por los sraelíes.

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