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PÁGINA SOCIALISTA DISIDENTE

SÓLO SOMOS ROJOS EN EL VOGUE

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Juicio General

 

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En 1981, D. Felipe González fue requerido por sus superiores y advertido de que no conseguiría gobernar en España si no modificaba los estatutos del PSOE, manifestando públicamente que el partido abandonaba el Marxismo. Así se hizo con gran despliegue de los medios afines y el Psoe barrió en las siguientes elecciones.

 

El precio del poder fue muy alto: se desbravó el PSOE, se adulteró su historia y se silenciaron los objetivos que persiguió desde la fundación por D. Pablo Iglesias: alcanzar, a través de "La Dictadura del proletariado", una justa y progresista "Sociedad Comunista".

 

Gracias a esta claridad de miras, a este empuje inicial, a la firme decisión de rebasar los límites, el PSOE pudo imponer un cambio de estado tras unas elecciones sólo municipales, haciendo huir a S.M. el Rey Alfonso XIII y rescatar el poder para el pueblo, que fue soberano durante la II República, "una República de Trabajadores de todas las clases".

 

Nosotros, socialistas con Memoria Histórica, nos preguntamos si Pablo Iglesias, Largo Caballero, Indalecio Prieto y tantos socialistas de pro reconocerían en el PSOE de hoy al gallardo partido de 1931, cuando los rojos eran rojos y los curas, curas. ¿Creerían posibles alianzas con las derechas? ¿Acaso fingirían combatir a otro partido marxista como Batasuna?

 

Es una lástima que se practique un socialismo hipotiroideo que está desaprovechando un momento histórico para la imposición del socialismo universal. La gente ya reconoce que en el mundo globalizado queda poco espacio para la libertad y que la gran disyuntiva estriba en elegir entre la libertad individual, egoísta y chata, y la eficacia social, o sea, socialista. Es fácil conseguir que la ciudadanía acepte que hemos substituido a la Evolución y que se plantee que ahora sobreviven el sociedad los más dóciles y herbívoros y nunca los más fuertes si no son del Partido.

 

Pero las iniciativas del Presidente Zapatero pecan de suaves. Bien está la Memoria Histórica, pero le sobran timideces. Ha inhabilitado el Valle de los Caídos para el uso de la memoria franquista, pero eso puede cambiar con un gobierno de derechas al que no se le haya asustado bien. Un socialista nunca ha de temer las soluciones definitivas y una buena voladura lo haría impracticable para la eternidad. Bien está que se prohiban en el callejero los nombres de algún modo relacionados con la victoria fascista y con los personajes franquistas, como Alejandro Lerroux, pero apenas si se han retirado los nombres de santos. Vamos a ver: ¿Es que acaso no estuvieron con Franco y le ayudaron en aquella victoria que hoy se ha demostrado falsa? ¿Es que los curas, tras repartir caramelos envenenados a la infancia, no empujaron a los santos a la batalla? Por eso nuestros antepasados tuvieron que fusilar al Sagrado Corazón y quemar las imágenes de la tribu celestial. ¿O no?

 

Falta coraje. Falta bravura. Falta trapío. Decisión, en suma. ¿Estamos en que hemos de llegar a una sociedad sin clases, sin gobierno, sin partidos? ¿Sigue siendo nuestra meta la Sociedad Comunista a través de la dictadura del proletariado? Pues hay que activar las medidas. Hay que hacer una propaganda sólida, como aquellos proletarios sólidos y cuadrados que dibujaba nuestra propaganda en Rusia y durante la Guerra del 36, guerra laica de liberación del pueblo forjando los cañones a martillazos. Se trata de destruir el pasado parapoder hacer nuestro futuro. O sea, como en Bosnia, hay que descubrir una fosa común al día y que en la televisión parezcan dos. Hay que perseguir a los hijos y nietos de los afusiladores, porque en el socialismo los pecados de los padres deben gravitar sobre los nietos y así los jóvenes de hoy se encargarán de mantener quieta a la familia.

 

Nuestros mensajes son confusos en su mayor parte. Han de ser categóricos, que no dejen lugar a dudas. Sencillos y fáciles de entender, como que Rajoy es familia lejana de Franco. Cosas simples y corrosivas. ¿Qué hay de las drogas que dan los curas a sus alumnos a la puerta de los colegios? ¿Qué de los farmacéuticos fascistas que pinchan los condones para que aumenten los casos de sida y los jóvenes acaben pensando que la guerra es preferible a la jodienda desinhibida? ¿Qué pasa con las bombas atómicas que Franco construyó en La Mancha con científicos alemanes? Hasta se dijo en la ONU: hay que encontrarlas y enviárselas a los palestinos. Aunque no funcionen. Que se vea el detalle.

 

¿Ya nadie recuerda cuando daban los franquistas, en Auxilio Social, comida bien cargada de bromuro para mantener la virginidad de la mujer? ¿Por qué nadie dice nada de cuando deszocaban a los presos políticos que trabajaban en el Valle de los Caídos para que no pudieran huír? Deszocar es cortar el tendón de Aquiles. ¿Y de las cámaras de gas instaladas en las rectorías para quitar del medio a los descreidos?

 

Zapatero muestra demasiadas debilidades y un desmedido afán de concordia. Casi traición a la Causa Internacional. Eso explica que el ministro mejor calificado sea una anciana fea y escuálida, aficionada al tamtam y a la cultura, procedente de una familia de derechas de toda la vida y con hábitos de "jueza" nombrada a dedo, como en tiempos de Franco?

 

A ver: ¿cómo no cambiar la Transición ahora que sabemos que la ideó y la condujo un tipo que perdió la cabeza? No se lo hicimos nosotros, no. Que no digan. ¿Y por qué Felipe, uno de nuestros hombrecillos favoritos, no se atrevió a hacer la ruptura en lugar de pactar el silencio con los fascistas y con los curas? ¿Y por qué no se va más allá en la política feminista? Vamos mal, compañeros. Faltan reaños. Faltan riñones. Somos lo que somos y no nos ha de avergonzar decirlo: La libertad es la eficacia del estado y el reparto de caudales. Los del yate Vita lo hicieron bien. Los del Konsomol lo hicieron bien. Los de nuestras checas lo hicieron bien. Los de las Brigadas del Amanecer lo hicieron bien: si todo eso y más no se hubiera olvidado, a la muerte de Franco las derechas nos hubieran dado todo el poder sin pedirlo siquiera. A cambio de un salvoconducto falso.

 

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